Opinión

Combate al Lawfare (golpe blando) y apuntes sobre la marcha del odio

Falsean al enarbolar la bandera de la democracia, ya que su lenguaje y acciones son de exclusión, racismo y clasismo; antivalores que nada tienen que ver con la democracia.

Dra. Bárbara Leonor Cabrera Pantoja | Entre letras, con mi café y a un “x” de distancia me encuentran como @_BarbaraCabrera

“La única democracia que está en riesgo es la de la oligarquía, la del corrupto. La democracia del pueblo está a salvo”

Presidente Andrés Manuel López Obrador

Recientemente publiqué en la revista Quaestionis un artículo denominado “El lawfare en México y América Latina”, donde proporciono al lector elementos necesarios para tener un panorama teórico-práctico acerca de las consecuencias de esta figura en el escenario socio-político y con ello tener elementos para contribuir a que no prolifere.

Apunté que uno de los primeros casos de lawfare documentados en el continente lo encontramos en el 2005, con el desafuero contra Andrés Manuel López Obrador, quien en aquel entonces era Jefe de Gobierno del Distrito Federal; luego se sumaron a este la destitución de Dilma Rousseff, así como la persecución y encarcelamiento de Lula da Silva, en Brasil; el caso de Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina; la persecución al correísmo, en Ecuador; y así podríamos seguir sumando. Sin duda, se trata de eventos desafortunados en la vida pública latinoamericana, que es importante no olvidar y no perder de vista.

En el apartado de conclusiones de dicha contribución al mundo del conocimiento aludí que “es imperativo crear mecanismos de defensa preventivos desde la ciudadanía, para no permitir estos golpes de estado por goteo, promovidos desde la guerra judicial; los cuales se logran organizándonos, movilizándonos y asumiendo el poder del pueblo”

De esta manera llegamos al primer punto que abordo en esta Nornilandia: la expedición de una ley para combatir el lawfare, lo cual ocurrió en el Estado Plurinacional de Bolivia.

Bolivia está dando ejemplo a América Latina acerca de cómo combatir al corrupto, mafioso e impune Poder Judicial.

Esta situación no tiene que pasar inadvertida, así que los pongo en antecedentes.

Luego de que el poder del pueblo se hiciera manifiesto el 22 de enero de 2024 a través de un bloqueo de carreteras en 36 puntos de Bolivia, principalmente en el departamento de Cochabamba, donde cocaleros y campesinos exigieron una ley de elecciones para renovar los principales cargos del poder judicial, además de rechazar a los jueces que conforman el Tribunal Constitucional, los cuales inhabilitaron a Evo Morales para postularse nuevamente a la presidencia en 2025; la lucha y resistencia, rindió frutos.

Dichas manifestaciones duraron dos semanas, y culminaron después de que el Congreso aprobara la Ley número 1549, llamada “Ley transitoria para las elecciones judiciales 2024”, promulgada por el Presidente Luis Arce y publicada el 6 de febrero de 2024 en la Gaceta Oficial del Estado de Bolivia,

Dicha Ley está estructurada en cinco capítulos, asimismo incluye disposiciones adicionales y disposición final.

El primer capítulo es de disposiciones generales, y abarca su objeto, finalidad, marco legal, principios; publicidad y transparencia, así como los mecanismos de comunicación y verificación electrónica. El segundo capítulo es “Garantías de objetividad y transparencia del proceso”; el capítulo tercero está dedicado a la “Organización del proceso”; el cuarto capítulo, que resulta ser el más sustancial puesto que regula el “Desarrollo del proceso”, incluye desde la etapa de preselección, la ruta crítica y cronograma; la convocatoria pública; la recepción de postulaciones, lo cual incluye plazos, requisitos y su verificación; además de impugnaciones, recurso de revisión, resoluciones; evaluación de méritos, temáticas del examen escrito, calificaciones, preselección de candidatos antes de su remisión al órgano electoral, entre otros temas. Finalmente, el capítulo quinto regula lo relativo a la preselección de candidatos y candidatas. (El texto completo de esta ley, es posible consultarlo en el siguiente enlace http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/normas/listadonor/10)

Según una proyección del contenido de la legislación, así como de las propias Instituciones de aquel país, las elecciones judiciales podrían estarse celebrando el 22 de septiembre de 2024. Estemos atentos, pues este caso representa un parteaguas en América Latina y ¡un gran logro para combatir el lawfare!

Veamos lo que el historiador Daniel Cosío Villegas escribe en su libro “La Constitución de 1857 y sus críticos”. Da comienzo de manera contundente al apuntar que “la edificación crítica acerca de la Suprema Corte de Justicia arranca de la afirmación espectacular de que el Poder Judicial nunca es poder, porque la administración de justicia no depende de la voluntad nacional de un país; sus resoluciones toman en cuenta lo que esa administración debe hacer en nombre de la ley, y no en nombre del deseo, del bien o de la voluntad del pueblo” (Cosío, 2013: 91)

Continúa diciendo Daniel Cosío Villegas, “la Corte en que el magistrado era electo popularmente y por sólo seis años, resultó independiente de los otros dos poderes y de cualquier grupo de presión en que pueda pensarse, el militar, el clerical o el de la burguesía adinerada. No sólo fue independiente la Corte de 1867 a 1876, sino que sentía el orgullo, hasta la soberbia de su independencia: la Corte como cuerpo y cada magistrado como individuo” (Cosío, 2013: 98)

Entonces, ¿acaso no vale la pena que en México se lleve a cabo una profunda reforma al poder judicial, comenzando porque los elija el pueblo? Lo dejo a la reflexión.

Dicho esto, voy ahora a hablar acerca de la “Marcha Nacional por la Democracia”

18 de febrero de 2024 fue la fecha en que la oposición a la Cuarta Transformación decidió concentrarse en el zócalo de la Ciudad de México. Una cita a la que convocaron con bastante anticipación y lo hicieron con un póster donde se veían incontables membretes. Luego, se dieron a conocer las reglas, entre ellas, una muy curiosa: “no hables con la prensa” (¿qué tienen que ocultar, acaso que los congregados no tenían la mínima idea de que hacían ahí?); y otra más, “para evitar sanciones electorales no podemos llevar ningún símbolo relativo a Xóchitl ni a ningún partido. La frase #FuerzaRosa es marca registrada de Xóchitl y no podemos usarla en esta ocasión” (lo bueno es que era una “marcha apartidista”)

Desde el inicio todo fue engaño, ya que no fue marcha, se trató de una concentración, a pesar de señalar que irían del Monumento a la Revolución al Zócalo.

Mienten al apuntar que era ciudadana, pues claramente fue en apoyo a la desdibujada candidata del sector opositor, donde estuvieron dirigentes de partidos políticos, políticos, así como representantes populares. Además, el orador único fue el recién salido presidente del INE, quien, como supuesto árbitro electoral, tomo partido del lado opositor.

Falsean al enarbolar la bandera de la democracia, ya que su lenguaje y acciones son de exclusión, racismo y clasismo; antivalores que nada tienen que ver con la democracia.

En suma, se trató de una marcha del odio, la ignorancia y los membretes, donde los insultos fueron sus consignas. Se reunieron a hacer catarsis: gritaban lo de siempre: ¡vivimos en una dictadura! ¡queremos votar en libertad! ¡fuera López! ¡narco presidente! ¡nos coartan la libertad de expresión! ¡seremos Venezuela! ¡nos quieren quitar nuestras casas! ¡malditos chairos! ¡la democracia no se toca! ¡no queremos comunismo!

La oposición imagina una dictadura, cuando la libertad de expresión y las movilizaciones están garantizadas.

La oposición construye narrativas basadas en mentiras y las propaga por todos los medios posibles. Caen presas de las noticias falsas y sin más, las viralizan.

La oposición corre, grita y empuja. Insultan, agreden, se saltan la fila. Están en la constante búsqueda de un beneficio o privilegio.

La oposición ve un país en ruinas, cuando en este sexenio se han hecho más obras de infraestructura en beneficio del pueblo, como jamás ocurrió durante la larga noche neoliberal.

La oposición se congrega en la sociedad civil, desconociendo e insultando al pueblo, al que creen ignorante. Bien lo dice el Presidente Andrés Manuel López Obrador “El pueblo no es tonto, todo es el que piensa que el pueblo es tonto”

La oposición no tiene ideario, los mueve la animadversión y el desprecio a aquello que no les es afín.

La oposición no defiende causas, se aglutinan para preservar sus privilegios.

Antes marchaba el pueblo, hoy marchan los que añoran las prebendas del poder a modo.

No hay duda, lo de la oposición moralmente derrotada es el poder sin pueblo, cratos sin demos. Esa es la democracia del grupo opositor.

No obstante, si algo hay para celebrar es que los que ahora son oposición, quienes desconocían el derecho a las manifestaciones y hasta las acallaban; ahora salen a tomar la plaza pública al grito de “el zócalo no es de López”

¡Bienvenidos a un país de libertades! Donde ante una época de cambio de régimen, cada quien sabrá a que causas se abraza. Es tiempo de definiciones y de decir ¡fuera máscaras!

Este 2 de junio, acudamos a las urnas, para mostrar nuevamente el poder del pueblo: ¡vamos por el Plan C para que siga la transformación y mantener a raya a los corruptos, conservadores, oligarcas y entusiastas del neoliberalismo!

No se olvide, solo el pueblo puede salvar al pueblo.

Es todo por hoy.

¡Hasta la próxima Nornilandia!

Editor

Medio independiente de noticias relacionadas con la Cuarta Transformación de México.

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