Opinión

La dictadura de los centaveros

ZACATECAS.- La presentación de 50 denuncias penales por la Secretaría de la Función pública coincidió con un paso más en el intento, aun reversible, de reformar la constitución local para que el poder legislativo ejerza presupuesto para tareas no legislativas con todo y la cauda de corrupción que el esquema ha significado. Aparentemente, estamos frente a acciones en sentido contrario, lo seguro es que Zacatecas tiene en el escenario dos visiones, la que busca la prolongación en el tiempo de la vieja normalidad, la de que no hay que detenerse para cometer delitos en la función pública porque “no pasa nada”, y la que escucha el clamor ciudadano que reclama poner fin al abuso sistemático e impune de la clase gobernante.

La vieja normalidad del “no pasa nada” parece irrebatible, los zacatecanos hemos conocido audios, investigaciones periodísticas, denuncias puntuales que debieron enviar a prisión a legisladores y servidores públicos. Los que han tenido la responsabilidadde actuar contra quienes ostensiblemente han violado la ley, con sus delitos de omisión, le dan fuerza a la creencia generalizada y paralizante de que “no pasa nada”. Los delincuentes por acción se complementan con los delincuentes por omisión, unos no existirían sin los otros.

Comparado con gobernantes que ganaron el cargo el mismo día que David Monreal, el combate contra la corrupción luce muy tenue junto a lo que sucede en Michoacán, Chihuahua, o el mismo Nuevo León, donde los respectivos antecesores enfrentan acciones penales en distinto grado de avance y de una cuantía y significación política que hace ver a Zacatecas ocupado de casos patéticamente menores, en dónde lo más sobresaliente es la administración de una feria regional y un contrato incumplido de Ricki Martin. La solución no son los campanazos espectaculares en los cuales se elige un chivo grande para expiar culpas de redes de corrupción sin extirparlas, pero ni a eso llegamos en Zacatecas.

Entorno cómplice centavereado

No solo la combinación- delincuentes por acción-delincuentes por omisión- refuerza la arraigada creencia de “no pasa nada”, también contribuye el enfocar como asunto personal lo que es de interés público conforme lo cual la “estafa legislativa” es cosa del diputado que la denuncia, no un asunto de incumbencia general.

La frivolización del tema facilita el nado de muertito de los políticos del entorno, es más fácil defender a la selva del Tren Maya, que a los ejidatarios de Mazapil de Peñasquito.

Diputados federales y locales, senadores, dirigentes partidistas y aspirantes a futuras candidaturas, de todo se ocupan menos del aquí y ahora, su definición es la no definición, se niegan a decir “de esta agua no beberé” y abandonan a su suerte a la ciudadanía ante la corrupción “de aquí y ahora”.

Se lucha a fondo por construir una mejor realidad, no basta cambiar leyes, orientación del presupuesto y ocupantes de cargos. El triunfo y la derrota de toda nueva normalidad se da en la mentalidad.

Zacatecas cambia de partidos en gobiernos del estado y municipios desde hace más de veinte años sin que cambie la mentalidad que disuelva la vieja normalidad.

Nuestros gobernadores han salido de negociaciones cupulares en la Ciudad de México, la sumisión ante el ilegítimo ejercicio de la “facultad meta-constitucional “de poner candidatos a puestos de elección popular, hace que a Ricardo Monreal se dispense trato de “gran elector” por la porción de prensa que combate todas sus batallas, al igual que el gobernador en turno.

Verónica Díaz y Julieta Del Río, según los especuladores profesionales, palomearán candidatos para el 2024, lo que en vez de competencia democrática desata torneos de “queda bien” alrededor de ambas.

La sociedad cuando normaliza las imposiciones cancela el arribo de los mejores a los puestos públicos. El que se pregunte la razón de tanta ineptitud amontonada encontrará la explicación en la anti-democracia tolerada.

Centaveros al asalto

Zacatecas tiene tiempo de no estar en buenas manos, el gobernante en turno selecciona pensando en su conveniencia, no en la de sus gobernados; Encarama en el servicio público a parientes, socios, aduladores y amigos en tal proporción que los servidores públicos verdaderamente útiles son opacados.

Desmontar el andamiaje de la corrupción pública es indispensable para desbloquear el desarrollo de Zacatecas. No es tiempo de apreciar si las 50 denuncias son disparos de salva, la ofensiva centavera de la oposición y de algunos que accedieron a legisladores por el patrocinio personal o familiar de Monreal cambiando de equipo cegados por la ambición, son exponentes de la vieja normalidad, ajenos al ideario de Morena y de López Obrador.

Sus sueldos son de los más elevados en el estado (105 mil mensuales más viáticos y gastos de representación) y todavía pelean sus “herramientas legislativas” sin legitimidad alguna.

Nos encontramos el jueves en Recreo
@luismedinalizal | luismedinalizalde@gmail.com

Editor

Medio independiente de noticias relacionadas con la Cuarta Transformación de México.

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