Opinión

¿Crisis de partidos o partidos en crisis?

Postigo

Por José García Sánchez
@Josangasa3

A pesar de que el sistema de partidos vive una crisis generalizada, en México crisis no es tan grave, todavía hay partido hegemónico sólido, a pesar de traidores en su interior que sólo persiguen los desequilibrios internos. Para el sistema de partidos es igualmente dramático un voto a favor del contrincante que una abstención, sobre todo desde la perspectiva del partido en el poder.
Hasta ahora, el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador ha detenido el abstencionismo. A mayor abstencionismo menos legitimidad, no es gratuito que el mayor abstencionismo en una elección presidencial haya ocurrido en 1988, cuando el candidato del PRI fue Carlos Salinas de Gortari, quien tomara la Presidencia de la República por asalto, con un 52.58 por ciento de no participantes.

En 2000, con Fox a la cabeza, hubo 36.03 por ciento de abstencionismo. Con Echeverría, en 1970, un 34.8 por ciento. Seis años después, en el 77, a pesar de que José López Portillo no tenía contrincante, porque el PAN no presentó candidato, el abstencionismo bajó al 31.03 por ciento.

La influencia de López Obrador en las elecciones de 2024 no sólo podrá reflejarse en los votos a favor del candidato de Morena sino por la copiosa participación ciudadana en las urnas donde el abstencionismo debe quedar en último lugar de la votación y declarar la buena salud del sistema de partidos.

La politización de la sociedad mexicana muestra un novedoso interés por el acontecer político abre la puerta a nuevas formas de participación ciudadana que diversifica la difusión de las posturas políticas de la sociedad, cuyos emisores se dan por bien servidos cuando lanzan por twitter o whatsapp una opinión, o dos o tres, y con ello dan por concluida su participación electoral; es decir, no votan, simplemente dan conocer su postura a uno o un millón de seguidores, para el caso es lo mismo. Aquí lo sustancial es que no votan, pero creen influir con su opinión a favorecer a sus favoritos en tiempos electorales. A veces las redes convocan al abstencionismo.

En los últimos años los partidos en México buscaron prepararse para competir contra otros partidos pero no para combatir el abstencionismo, lo cual implica un trabajo mayor. Más allá de superar las propuestas del contrincante sino mover de la apatía a ciudadanos que dejaron de creer en la política, en las elecciones, en el sistema de partidos, en la democracia.

La escasa formación de cuadros en todos los partidos, no advierten la protección al sistema de partidos. Los contrincantes son los partidos políticos contrarios, con quienes, además, se comparten un enemigo común que es el abstencionismo.

En algunos países los líderes rebasan a los partidos, las ideas, los proyectos borrando las líneas frágiles entre unos y otros partidos, que a la hora de buscar fronteras ideológicas se observan flexibles concesiones donde se apuesta sólo por lo electoral.

Hay que ganar elecciones al mismo tiempo de darle mantenimiento al sistema de partidos que en México sufre los cambios de una transformación política profunda que no debe confundirse con una crisis del sistema de partidos. Es decir, sí hay un deterioro en su proceso del sistema, pero está a tiempo de conservar su vigencia, sobre todo si lo comparamos con los sistemas de Europa, donde las ideologías del pasado invaden a los más progresistas y hacen de su programa de acción un híbrido más confuso que nuestra alianza opositora. Los líderes de los partidos no saben dejar en el pasado las enseñanzas de los errores que históricamente cometieron sus similares y creen inventar formas políticas novedosas sin darse cuenta que sólo evidencian su desconocimiento de la historia.

La fusión o confusión de ideas “incluyentes” en los partidos políticos, su aparente heterogeneidad, su apertura de inclusión total, los vuelve no sólo frágiles sino que los acerca al conservadurismo. De ahí que las victorias electorales se muevan radicalmente en Europa, pasan a un sistema de péndulo de la ultraderecha a la ultraizquierda; en América Latina esto empieza a suceder, afectando a partidos y democracia, abriendo la puerta a golpistas disfrazados de militantes democráticos.

Morena podría empezar a cerrar un poco esas puertas de la pluralidad partidista de origen y a su correspondiente retroceso ideológico de los huérfanos de otros partidos, para evitar la crisis de partidos que empieza, por lo regular, con el partido en el poder.

Editor

Medio independiente de noticias relacionadas con la Cuarta Transformación de México.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba