Opinión

Los ‘brothers’ de Alito Moreno

Por Malthus Gamba.

No llegó a tiempo el amparo discutiblemente otorgado a Alejandro Moreno, para que la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, no pudiera difundir un audio más de Alito, en el programa semanal de “Los Martes del Jaguar”.

Eso fue un acto de justicia divina, en favor de la sociedad mexicana.

Layda Sansores sabía que le podían impedir hacer público un episodio por demás vergonzoso y ruin, relacionado con la personalidad de Alejandro Moreno. Por eso, apenas iniciado el programa semanal, hizo público el audio en cuestión, alterando el formato de la emisión, donde la voz de Alito aparecía siempre en el tramo final del programa.
Lo que conocimos millones de mexicanos la noche de ayer, es impactante.

Se trata de la revelación de un vínculo estrecho entre la corrupción política priista y determinados comunicadores que disfrutaron de credibilidad y prestigio, durante el tiempo en que el país fue gobernado por el neoliberalismo.

Alejandro Moreno da a conocer su “recetario” personal, para eliminar las críticas en contra de su persona y su trabajo político.

Por un lado, hacerse de la amistad de un grupo de periodistas de renombre, para manejar la información en medios de comunicación a su antojo.

Sus “brothers” en el periodismo, según sus palabras, obedecían instrucciones precisas cuando hacía falta, para “poner en orden” a comunicadores que hacían crítica seria en contra de Alejandro Moreno.

Incluso los propietarios de algunos medios de comunicación controlados por Alito, reprendían o despedían a los periodistas que se atrevían a escribir en contra del político priista.

Por otro lado, la conducta de Alejandro Moreno hacia la prensa crítica que no le favorece, ha sido la misma que utiliza cualquier personaje ligado a la delincuencia organizada. “Les mandas a alguien a que salude en su casa a su esposa, de beso preferentemente y con eso tienes para decirle: tu esposa es una put@ y si no dejas de criticarme, lo hago público en los medios de comunicación importantes”.

“Lo mismo se puede hacer con la mamá de un periodista incómodo”.

Según Alejandro Moreno, entre sus “brothers” en la prensa, figuran desde los actuales dueños de la revista Proceso, hasta comunicadores de fama como Antonio Navalón, de quién dice que estaba dispuesto a golpear fuerte en sus columnas, a los enemigos de Alito, Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Carlos Marín y Rafael Carmona.

Todos dispuestos a golpear a compañeros de oficio, si Alejandro Moreno daba la orden para hacerlo.
Este capítulo de “Los Martes de Jaguar” tiene un valor especial.

Aunque no sabemos aún hasta qué punto están comprometidos los periodistas señalados por Alito, en actos de intimidación, acoso y agresión hacia otros periodistas, que por ejercer su libertad de expresión, sufren de violencia, lo cierto es que sí nos permite ver hasta donde está corrompida la prensa tradicional en el momento actual.

Y como muestra de ello, baste ver que en los medios de comunicación de mayor difusión en el país, lo dicho por Alejandro Moreno en ese audio, no es noticia del día.
Callan de manera cómplice, para no exhibir toda la podredumbre que anida en el desacreditado “Cuarto Poder”.

Las notas diarias están a la venta. Se miente con total descaro. Se protege al que paga y se acosa a quien es señalado como adversario incómodo.
El amasiato entre políticos del pasado y periodismo de la vieja guardia, es criminal. Podría ser considerado como la herramienta para cometer acciones consideradas de delincuencia organizada.
Pero no todo queda en el vergonzoso caso de Alejandro Moreno.

Hay otros elementos recientes que ponen de manifiesto el poco profesionalismo de la prensa reaccionaria.
Azucena Uresti, lectora de noticias en Milenio, ha sido fuertemente criticada por haber difundido información falsa, en torno al asesinado de Debanhi Escobar. Desde el inicio y pese a haber inconsistencias serias en la investigación dirigida por la fiscalía del estado de Nuevo León, esta reportera se puso de parte del titular de esa dependencia, Gustavo Adolfo Guerrero Gutiérrez.

Descalificó las protestas de la familia de la víctima y manejó en forma tendenciosa toda la información.
El estudio forense practicado recientemente al cuerpo de Debanhi, señala que la víctima fue asesinada. Murió por asfixia, al ser estrangulada, o impedida para respirar libremente. No fue un accidente como ella afirmaba.

Los mensajes del celular de Azucena, dan cuenta del vínculo de amistad existente entre ella y el fiscal de Nuevo León, al que califica de “amigo” y a quien reitera su incondicionalidad en este asunto.
Esta conducta reprobable, ha indignado a la ciudadanía en general, pues la protesta no solo se está dando en redes sociales.

El último capítulo de esta novela de descrédito, corre a cargo de los principales analistas y periodistas reaccionarios en nuestro país.

Loret de Mola, Carmen Aristegui, Raymundo Riva Palacio, Denise Dresser y otros más, han estado de fiesta desde el momento en que autoridades en Estados Unidos, han solicitado realizar una consulta al gobierno mexicano, sobre la forma en que está operando la política energética en nuestro país y sus implicaciones dentro del T-MEC, o Tratado de Libre Comercio.

Han dicho que por fin, el presidente Biden se decide a “jalar las orejas” a López Obrador. Que ellos no van a permitir que Pemex y la CFE, desplacen del mercado a empresas extranjeras. Que el poder del imperio se impondrá a las políticas de la Cuarta transformación.

López Obrador fue muy claro al respecto en la mañanera de este día: “Estos periodistas conservadores, defienden los intereses norteamericanos, con más empeño que el presidente Biden. Tienen una mentalidad entreguista. Piensan como Carlos Salinas de Gortari y tienen la idea fija de que todo presidente de México debe pensar así. Son timoratos. Les da miedo enfrentar a un poder que consideran invencible e incuestionable. Por eso traicionan a su país”.

Esta vieja prensa en decadencia, está muriendo de a poco y no por culpa de otros. La están matando sus mismos integrantes, que se niegan a aceptar el cambio que está viviendo México.

Sus mentiras ya no pasan desapercibidas. Su credibilidad está por los suelos. Sus alianzas con corruptos y criminales son evidentes para todo ciudadano consciente.

La máscara de objetividad y defensa de la verdad, está cayendo y los exhibe tal cual son en realidad.

Unos farsantes que hacen de la verdad y la noticia, un lucrativo negocio.

Lástima para ellos que las nuevas plataformas informativas, estén tomando el lugar que ellos abandonan por mezquindad, corrupción y falta de profesionalismo.

Si se fueron los políticos corruptos, ¿por qué no habríamos de desechar a los periodistas que han sido sus aliados históricos?

Esa parte del Cambio, está en curso.

La prensa corrupta está jugando los tiempos extra, en su último partido.

Editor

Medio independiente de noticias relacionadas con la Cuarta Transformación de México.

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