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La «guerrilla» de los Halcones: La Central de Acción Revolucionaria Armada

La «guerrilla» de los Halcones: La Central de Acción Revolucionaria Armada, y los esfuerzos del gobierno mexicano para reducir a las organizaciones político-militares socialistas a la delincuencia común.

El 23 de octubre de 1971 la Procuraduría General de la República anunció la detención de diez individuos pertenecientes a la Central de Acción Revolucionaria Armada, una organización que, de acuerdo con la PGR, había realizado asaltos a mano armada contra cuatro sucursales de Telégrafos de México, dos contra sucursales de la zapatería Canadá y en contra de una vinatería. Así mismo, la PGR afirmó que CARA planeaba la realización de atentados explosivos contra instalaciones de Petróleos Mexicanos en las ciudades de Poza Rica, Veracruz, Salamanca, Guanajuato y Reynosa, Tamaulipas.

De acuerdo con la PGR, mediante volantes enviados a diversos funcionarios de Pemex, CARA solicitó el pago de tres millones de pesos a cambio de no hacer explotar las instalaciones. Pero lejos de ser esa una acción de guerra popular revolucionaria contra el Estado y el capital, CARA buscaba generar pánico en la población.

Y es que a diferencia de las organizaciones político-militares urbanas que irrumpieron en las principales ciudades del país a inicios de la década de los 70’s, la CARA no estaba conformada por estudiantes universitarios, campesinos o profesionistas provenientes de las filas de los movimientos populares reprimidos por el Estado mexicano, sino que estaba conformada por porros que en los años de 1968 y 1971 habían actuado en coordinación con la policía y el ejército para reprimir y asesinar estudiantes.

Al frente de tan peculiar organización se encontraba Sergio Mario Romero Ramírez, mejor conocido como El Fish, líder porro perteneciente a la preparatoria 6 de la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1968, el Fish acompañado de Alfonso Torres Saavedra, el Jhonny, participó en la pelea entre las vocacionales 2 y 5 del IPN, la escuela Isaac Ochoterena y las pandillas de Los Arañas y los Ciudadelos, la cual daría inicio al movimiento estudiantil del 68. Pagado y protegido por el regente de la Ciudad de México, Alfonso Corona del Rosal, el Fish perteneció y encabezó a los grupos de choque que realizaron ataques armados contra las instalaciones del IPN y la UNAM en huelga durante el movimiento del 68.

Eventualmente, el Fish se haría de contactos dentro del ejército mexicano, estando al servicio de Manuel Díaz Escobar, quien, haciendo uso de los grupos de choque creados por la Regencia del Distrito Federal, crearía y entrenaría a Los Halcones, conocidos por perpetrar la masacre estudiantil del 10 de junio de 1971, grupo en el cual, el Fish y los integrantes de la CARA participaron.

Los otros integrantes de la CARA, Manuel Cerros Hernández, Rubén Navarrete Hernández, Joel Villareal Coronel, Luis Gonzalo Mascossay Casgalla, Marcos Sánchez Galván, José Mario Pérez Vega y Arturo Jaimes Gómez, Salvador Méndez Castellanos y Ricardo Montiel Rodríguez, eran conocidos integrantes de grupos porriles y se ha señalado su participación en los ataques contra instalaciones de la UNAM y el IPN en el 68 así como su presencia en la masacre del 10 de junio de 1971. Curiosamente, las fotografías de los integrantes de CARA aparecen en el libelo creado por la Secretaría de Gobernación titulado Jueves de Corpus Sangriento, el cual, pretendía imponer en la opinión pública la versión de que la masacre del 10 de junio fue provocada por los grupos empresariales de Monterrey y grupos de ultraderecha apoyados por la CIA para frenar las reformas “progresistas” del gobierno de Luis Echeverría.

De acuerdo con las declaraciones del Fish, la CARA afirmaba tener vínculos con otra organización conocida como Frente Amplio Revolucionario, el cual, también se encontraba integrado pos organizaciones político-militares como el Frente Urbano Zapatista, el Comando Armado del Pueblo y el Movimiento de Acción Revolucionaria.

Sin embargo, meses después dicha afirmación es refutada por el director de la Policía y Tránsito, Daniel Gutiérrez Santos, al afirmar que no existía relación entre la CARA, el FUZ, CAP y MAR. Carlos Lorence López, integrante del FUZ, calificaría a la CARA como una organización de tipo fascista, mientras que Paquita Calvo Zapata, también integrante del FUZ, afirmaría que dicho intento de vincular a la CARA con el FUZ respondía a una estrategia del gobierno para desprestigiar a las organizaciones político-militares, acusando con ello a CARA de ser una organización creada por el gobierno para tal fin. La misma opinión sería compartida por Francisco Hurtado y Jerónimo Martínez Díaz, integrantes del CAP.

Es ampliamente probable que esta afirmación sea cierta. La irrupción de grupos como el FUZ, el Movimiento de Acción Revolucionaria, así como la marcada presencia de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria y el Partido de los Pobres en Guerrero significaban el ascenso de la actividad revolucionaria a lo largo del país. Ante ello, el Estado mexicano necesitaba fundamentar su discurso que reducía a estas organizaciones a simples bandas criminales cuyas acciones carecían de trasfondo político.

CARA pretendía servir para tal fin, presentando a una organización compuesta por reconocidos pandilleros y porros que abiertamente admitían realizar asaltos para beneficiarse económicamente y con una absoluta carencia de un programa político/ideológico que fundamentara sus acciones.

Otras fuentes han afirmado que en realidad CARA era patrocinado por la Movimiento Universitario de Renovadora Orientación y otras organizaciones de Ultra-derecha, sin embargo no ha sido posible localizar más indicios que fundamenten dichos señalamientos. Así mismo, también haya sido parte de un plan por parte del Estado mexicano para deshacerse del Fish y de otros líderes porros y ex halcones al tener todos ellos vínculos con ex funcionarios diazordacistas que se habían opuesto a la designación de Echeverría como candidato a la presidencia.

A lo largo de los 70’s se darían varios intentos del Estado mexicano por vincular a las organizaciones político-militares a la delincuencia común, ejemplo de ello es la banda conocida como Octopus o Los Pulpos, acusados también de ser una organización guerrillera. Sería también práctica común adjudicar hechos realizados por la delincuencia común a las organizaciones armadas, tales como robo de vehículos, a casa habitación y hasta suicidios.

*Fuentes de Referencia:

  • – Amargo Lugar sin Nombre, Crónica del Movimiento Armado
  • -Socialista en México (1960-1990): Hugo Esteve Díaz.
  • -Las Guerrillas en México y Jenaro Vázquez Rojas: Juan Miguel de Mora.
  • -La Violencia de Estado en México antes y después de 1968: Carlos Montemayor.
  • -Yo, Porro: Olga Durón.

Artículo cortesía de Memoria y Resistencia

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