Privatizar la democracia
Por José García Sánchez @Josangasa3
La oferta o podía ser mejor: tres partidos por el precio de uno. La neoprivatización de los partidos políticos en México se expresa con todo descaro y sin discreción. No faltó quien aprovechara esta oportunidad, uno de los viejos propietarios de partidos políticos que ahora aprovechaba la promoción.
Los empresarios ya lograron embolsarse buena parte de la democracia que representan los medios de información. Ningún medio en los últimos cien años dialogo con la verdad, ahora en tiempos de la post verdad y las fake news simplemente amplían su panorama de dominio.
La tercera guerra mundial inició con la conquista de las mentes, con la manipulación de la realidad, con la alteración de la percepción. Así, desde la perspectiva de la cantidad que se impone a la calidad, en un mundo de simplistas sumas y restas, surge la oportunidad de poder adquirir con poco dinero, tres partidos que antes peleaban entre sí por el poder, y ahora deben compartirlo, con un objetivo común en nombre de la democracia fingida y los intereses ocultos.
Sin regateo de por medio, Claudio X. González advirtió una mercancía política a punto de echarse a perder y compró partidos en ruinas para fortalecerlos con la unidad, pero no contaba con el protagonismo de sus integrantes que se pelean por liderazgos, candidaturas, espacios, curules, medios, reflectores.
Claudio X. González patrocinó la unidad de los partidos. Le conviene más que pierda Morena que pagarles los gastos y los moches a los líderes del PAN, PRI y PRD, cueste lo que cueste. Porque con el triunfo de cualquiera de los tres partidos que acaba de adquirir como si se tratara de equipos de futbol, los compró con todo y jugadores a cambio de seguir sus ilícitos de evasión de impuestos y alcanzar la impunidad en pleitos laborales, abuso de empleados y empleadas, malas condiciones de trabajo, daños a la naturaleza, etc.
Lo que hace Claudio X. González no es nuevo, es sólo una muestra de la relación de complicidad que se llevó a cabo desde hace muchos años en nuestro país. Unos y otros encubrían sus delitos, en un mundo de corruptelas que todavía no son descubiertas en su totalidad.
El empresario se dedicó a privatizar la vida política del país, así como tenían derecho de ganar las elecciones, podían privatizar hasta la democracia que, a través de los consejeros del INE, es cosa fácil. Y seguir avanzando en adueñarse de la estructura del Estado que habían iniciado con los organismos descentralizados, fundaciones, asociaciones civiles, etc.
Aunque no tenga el poder político un empresario en México puede adquirir tres partidos políticos con una mínima inversión y garantizar no sólo un cúmulo de votos que le darían voz, voto e influencia en la política sino la sumisión de una oposición que carente de líderes, lo venera como el salvador de sus registros.
La privatización es enemiga de la democracia, pero es en nombre de la democracia que ahora el empresario Claudio X. González, quiere privatizar hasta el voto.
A los líderes y militantes no les interesa sobrevivir como partido con ideas sino vivir como organizaciones con intereses. No se identifican con el nacionalismo y de eso han dado pruebas, sólo quieren ganancias personales o, en el mejor de los casos, de grupo, por eso se venden al mejor postor.
Para contrarrestar la privatización de la vida política es necesario colocar un factor democrático que en realidad impulse el camino hacia la democracia y es el hecho de convertir los cargos del Poder Judicial en cargos de elección popular, es decir, elegir a los jueces como si fueran presidentes municipales, en las urnas; y a los ministerios públicos como si se tratara de regidores; a los magistrados estatales como si se tratara de gobernadores y a los ministros de la Suprema Corte de Justicia como se elige, en las urnas, al Presidente de la República.
Esta sería una vacuna contra la privatización de la vida pública del país que, en México avanza y pocos se dan cuenta.