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Doña Rosario Ibarra

Por Arturo del Bosque.- «Si a mí me entregan a mi hijo, me callo la boca, pero si no me lo entregan, y si me lo mataron, quinientos años después, que nadie sepa quien fue Luis Echeverría Álvarez, van a saber quién fue Jesús Piedra Ibarra, y de eso se va a encargar su madre.» ROSARIO IBARRA.

El pasado día 16 de abril falleció en la ciudad de Monterrey, Doña Rosario Ibarra, activista, defensora de los derechos humanos, madre doliente, madre de un desaparecido, tal como ella misma se relata.
Mujer saltillense cuya abuela Adelaida Villarreal, anarquista, que a decir de doña Rosario, sin saber elaborar un pan, puso una panadería, mujer adelantada a su tiempo que en una misiva exigió el voto para las mujeres en Nuevo León, cuenta doña Rosario, que la única vez que vio llorar a su abuela fue cuándo recibió la respuesta del gobierno de Nuevo León, un sobre con una carta que decía, “SOBRESEIDA” Las mujeres no están preparadas para ejercer el voto.”

Fue por tal y como un homenaje a su abuela, que la compañera Rosario acepto ser postulada a la presidencia de la república, por el PRT, Partido Revolucionario de los Trabajadores en 1982, primera mujer en la historia el país en aspirar al máximo cargo político en México.

Por su incansable lucha a favor de los derechos humanos, la defensa y libertad de los presos políticos, así como la búsqueda de los desaparecidos en México, el Senado de la República confirió la Medalla Belisario Domínguez a Rosario Ibarra de Piedra.

Antes, en abril de 1975, la vida de doña Rosario y de su familia entera, sufrió el zarpazo cruel del estado autoritario, corrupto y represor, de aquellos años, les fue arrebatado su hijo Jesús, joven rebelde e idealista, que, entendió a su parecer y el de sus camaradas, que, si el cambio serio, ocurriría por la vía de las armas.

Injustamente vinculado al fallido intento de secuestro del industrial regiomontano Don Eugenio Garza Sada se ve obligado a alejarse de su familia para no ponerles en riesgo, unos meses después se comunica y les hace la siguiente revelación;

“Me encuentro bien, supongo que deben imaginarse en lo que ando espero que no los hayan molestado los quiero mucho y sé que van a poder entenderlo. Estoy lejos y no sé si volveremos a vernos. De ser así, espero que lo comprendan y lo tomen con calma. Saluden a mis hermanos y díganles que espero que se incorporen a la revolución. Los quiero mucho a todos. Wu-Lee”.

Esta comunicación fue fechada el 20 de enero de 1974, luego el largo silencio, silencio que acompaño a doña Rosario hasta el día en que rindió tributo a la tierra, silencio que le fue compañía, que dolor silente por 48 años, una vida entera. Parió doña Rosario a Jesús, pero según sus propias palabras, el me parió, políticamente.

Familia que en la rebeldía forjo a los hijos, el padre un doctor ateo, comunista que atendía humanitariamente a los obreros de la fundidora de Monterrey.

Con crueldad y falta de humanismo, Jesús Piedra el padre, fue detenido en forma ilegal rompiendo físicamente y de facto un amparo que le protegía, fue torturado y sufrió daños físicos irreversibles, el puño sanguinario que golpea sin ver, sin sentir, hasta con morboso placer.

Inicia el largo peregrinar de doña Rosario, ahora, la madre de un desaparecido, viaja a la ciudad de México, pregunta, suplica, exige, denuncia y solo encuentra la indolencia y el desdén de la corrupta burocracia judicial, no muy diferente a la que hoy por hoy se ha convertido en un lastre a la transformación.

Por circunstancias acude a La Romita, en el entonces DF, un lugar de tortura en donde se encuentra por única vez en su vida con Miguel Nasar Haro, quizá uno de los más corruptos y crueles policías que ha habido en México, sirvió a tres presidentes, aves de mal agüero, Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo, cínico le dice con una mueca burlona, nombre señora, a su hijo lo deben tener las guardias blancas de Don Eugenio Garza Sada, cuando se tenían testimonios archivados de su detención y traslado a la DFS, la temible Dirección Federal de Seguridad, este torvo sujeto tratando de justificar las atrocidades que contra luchadores y lideres de izquierda se cometían, decía que “Tratándose de la seguridad del estado, las leyes y la constitución valen una chingada”.

No habrán de doblegar su espíritu ni el anhelo que le fue la vida, encontrar a su hijo, con cientos de mujeres más, funda el Frente Nacional contra la Represión, cuenta que en una de las tantas veces que acudía a gobernación, vio salir a muchas mujeres, luego leyó una reseña del evento y le llamó la atención un nombre, Celia Piedra de Nájera, se consiguió el teléfono y le pregunto que si de casualidad no era de los Piedra de su esposo, la compañera Celia le contesta, acá en mi pueblo habemos más Piedras que en el rio, pero si usted tiene un hijo desaparecido, usted es mi hermana. Luego Thelma Jardón de Zamora, Michoacán, Coni Ávila que luego sería su asistente, Chuyita Caldera de Barrón de Sinaloa, de Chihuahua Laurita Gaitán Zaldívar, de puro Sinaloa recuerda doña Rosario a ciento cincuenta y dos feroces mujeres, madre dolientes, testimonios todas de la brutal represión que en el país de los setentas flageló toda la geografía nacional.

El Frente tenía un órgano de difusión llamado AMNISTIA, luego de que se logra la recuperación con vida de uno de los tantos desaparecidos, cambia el nombre del órgano a EUREKA, luego este sería el nombre del frente, hasta la actualidad. En su ardua búsqueda, logro rescatar a más de 100 luchadores sociales que se daban por desaparecidos por el gobierno represor y con ése mismo tesón, promueve la admitía que da por resultado la liberación de varios cientos de presos políticos.

De nuevo candidata a la presidencia en el 88, el año de la imposición de Salinas, la lucha post electoral al lado de Cárdenas y Manuel Clouthier, tres veces candidata a premio nobel, diputada federal, senadora y galardonada a instancias del presidente Andrés Manuel López Obrador con la medalla BELISARIO DOMINGUEZ, medalla que dejo en resguardo de su amigo y compañero, el presidente, que le será devuelta con la verdad, como fue su voluntad, sin embargo con firmeza resumía su currículo a “MADRE DE UN DESAPARECIDO”.

Es quizá la vida de esta gran mujer, de esas circunstancias que como decía Borges, es que tal maravilla fue solo para que el hombre burilara el poema, como versar los pasos, si peregrina, combatiente, que no han de ser huecas las alabanzas ni las glorias para quien en el sufrimiento, del sufrimiento abrevó fuerza, valor, si la sonrisa fue siempre con agüita salada, la que escuece, la que el recuerdo enjuga, rimar amor con dolor, con deber con hacer, rimar nacer, rimar creer, rimar madre tus noches, largas y melancólicas, su cabello, su risa, los ojos donde las tormentas, mira madre que le vas en busca, que en planos azules, inmensos, que tranquilos acompasen latidos, pensamientos, imagina madre las charlas , la maravilla, los cuentos, en el corno de la luna si esta comba, se contaran cuitas, serán manos y tu rostro donde los pergaminos, donde cada pliegue un camino, será Jesús, madre, tu Jesús, no más una herida doliente, es Jesús madre, rebelde, tu Jesús, intacto, sonriente.

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